Parece cosa de película: grabaciones secretas hechas para la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) por un inmigrante cubano que antes había huido a la isla teniendo dos casos criminales pendientes, resultaron ser la prueba reina en la condena, el lunes, de otros tres cubanos vinculados a una importante red de robos en Las Vegas, Nevada.
Los tres acusados ─Alexis Torres Simón, de 46 años; Julio De Armas Díaz (54); y Alexander Del Valle García (42)─ fueron declarados culpables de todos los cargos que se les imputaban por robar medicamentos controlados y mercancía cara de furgonetas de reparto y almacenes en toda el área metropolitana, así como planear un asalto al conductor de una furgoneta.
Los cargos incluyen conspiración para interferir con el comercio mediante robo, intento de interferencia con el comercio mediante robo, y conspiración para cometer el robo de un envío interestatal.
El jurado de 12 miembros deliberó menos de tres horas. El Fiscal Federal de Nevada, Daniel Bogden elogió el veredicto y subrayó que, además de planear y ejecutar robo con violencia estaban vendiendo sustancias controladas robadas, un perjuicio adicional para la comunidad.
Los abogados defensores prometieron apelar las sentencias, tras argumentar durante el juicio de dos semanas que el caso gira en torno a la palabra de un delincuente cinco veces reincidente, y con motivaciones para tender una trampa a los acusados.
La fiscalía sostuvo, no obstante, que las grabaciones secretas demuestran que dos de los acusados deben a su propia “boconería” sus problemas actuales con la justicia de EEUU.
Los fiscales federales auxiliares Daniel Schiess y Christina Brown destacaron la labor encubierta del también cubano Yordani Corona Del Toro, quien ayudó al FBI a penetrar la red de ladrones.
Los procuradores informaron al jurado de 12 miembros que Del Toro, de sólo 23 años, grabó en secreto a Simón y De Armas Díaz mientras planeaban el robo de la furgoneta de reparto, y el secuestro del chofer, que transportaba medicamentos controlados.
Simón y De Armas Díaz fueron detenidos el 8 de abril de 2013, cuando estaban a punto de llevar a cabo su plan de robo. Del Valle García fue detenido días después.
La grabación de la discusión de los planes tuvo lugar la víspera del día del robo, mientras Simón y De Armas Díaz recorrían la ciudad con Del Toro, en un ensayo del golpe.
Durante todo el juicio Los abogados defensores atacaron la credibilidad de Del Toro y la premeditación de su manejadora, la agente del FBI Shay Christensen.
Argumentaron que Del Toro mintió durante la investigación, y que tendió una trampa a sus clientes para evitar ir a prisión por dos casos de hurto ventilados por un tribunal estatal.
Del Toro obtuvo la libertad condicional en ambos casos, a pesar de que sus previas declaraciones de culpabilidad habilitaban a los fiscales estatales a solicitar para él cadena perpetua por delincuencia habitual, después de que saliera del país por varios meses el año pasado.
El informante declaró que había huido a México y luego a Cuba debido a que temía por su seguridad.Alegó que la esposa de uno de los acusados le envió a su madre una amenaza, indicando que pagaría por cooperar con el FBI.
A fines de mayo, Del Toro completará una sanción de cuatro meses en el Centro de Detención del Condado Clark por haber salido del país.
Agentes asignados al escuadrón del crimen organizado del FBI vincularon a los tres acusados al robo, el 15 de octubre de 2012 en un almacén del sureste de Las Vegas, de mercancía de la marca Coach valorada en 573,756 dólares, principalmente monederos de mujer.
Los miembros de la banda también irrumpieron en al menos dos ocasiones, en furgonetas de reparto, que estaban desatendidas cerca de establecimientos comerciales, y robaron medicamentos y otras mercancías.
La Jueza Federal de Distrito Jennifer Dorsey fijó para el 18 de agosto la vista de sentencia para los tres acusados, que se encuentran bajo custodia federal.
Paralelamente, la mención de la nacionalidad de los acusados en la cobertura del caso por parte de algunos medios locales, algo que no suele revelarse en otros casos ante los tribunales locales y federales, ha inspirado una protesta de la comunidad cubana de Las Vegas, que lo considera un acto de discriminación.
Los tres acusados ─Alexis Torres Simón, de 46 años; Julio De Armas Díaz (54); y Alexander Del Valle García (42)─ fueron declarados culpables de todos los cargos que se les imputaban por robar medicamentos controlados y mercancía cara de furgonetas de reparto y almacenes en toda el área metropolitana, así como planear un asalto al conductor de una furgoneta.
Los cargos incluyen conspiración para interferir con el comercio mediante robo, intento de interferencia con el comercio mediante robo, y conspiración para cometer el robo de un envío interestatal.
El jurado de 12 miembros deliberó menos de tres horas. El Fiscal Federal de Nevada, Daniel Bogden elogió el veredicto y subrayó que, además de planear y ejecutar robo con violencia estaban vendiendo sustancias controladas robadas, un perjuicio adicional para la comunidad.
Los abogados defensores prometieron apelar las sentencias, tras argumentar durante el juicio de dos semanas que el caso gira en torno a la palabra de un delincuente cinco veces reincidente, y con motivaciones para tender una trampa a los acusados.
Del mismo palo
La fiscalía sostuvo, no obstante, que las grabaciones secretas demuestran que dos de los acusados deben a su propia “boconería” sus problemas actuales con la justicia de EEUU.
Los fiscales federales auxiliares Daniel Schiess y Christina Brown destacaron la labor encubierta del también cubano Yordani Corona Del Toro, quien ayudó al FBI a penetrar la red de ladrones.
Los procuradores informaron al jurado de 12 miembros que Del Toro, de sólo 23 años, grabó en secreto a Simón y De Armas Díaz mientras planeaban el robo de la furgoneta de reparto, y el secuestro del chofer, que transportaba medicamentos controlados.
Simón y De Armas Díaz fueron detenidos el 8 de abril de 2013, cuando estaban a punto de llevar a cabo su plan de robo. Del Valle García fue detenido días después.
La grabación de la discusión de los planes tuvo lugar la víspera del día del robo, mientras Simón y De Armas Díaz recorrían la ciudad con Del Toro, en un ensayo del golpe.
Durante todo el juicio Los abogados defensores atacaron la credibilidad de Del Toro y la premeditación de su manejadora, la agente del FBI Shay Christensen.
Argumentaron que Del Toro mintió durante la investigación, y que tendió una trampa a sus clientes para evitar ir a prisión por dos casos de hurto ventilados por un tribunal estatal.
Huida a Cuba
Del Toro obtuvo la libertad condicional en ambos casos, a pesar de que sus previas declaraciones de culpabilidad habilitaban a los fiscales estatales a solicitar para él cadena perpetua por delincuencia habitual, después de que saliera del país por varios meses el año pasado.
El informante declaró que había huido a México y luego a Cuba debido a que temía por su seguridad.Alegó que la esposa de uno de los acusados le envió a su madre una amenaza, indicando que pagaría por cooperar con el FBI.
A fines de mayo, Del Toro completará una sanción de cuatro meses en el Centro de Detención del Condado Clark por haber salido del país.
Con premeditación o al descuido
Agentes asignados al escuadrón del crimen organizado del FBI vincularon a los tres acusados al robo, el 15 de octubre de 2012 en un almacén del sureste de Las Vegas, de mercancía de la marca Coach valorada en 573,756 dólares, principalmente monederos de mujer.
Los miembros de la banda también irrumpieron en al menos dos ocasiones, en furgonetas de reparto, que estaban desatendidas cerca de establecimientos comerciales, y robaron medicamentos y otras mercancías.
La Jueza Federal de Distrito Jennifer Dorsey fijó para el 18 de agosto la vista de sentencia para los tres acusados, que se encuentran bajo custodia federal.
Paralelamente, la mención de la nacionalidad de los acusados en la cobertura del caso por parte de algunos medios locales, algo que no suele revelarse en otros casos ante los tribunales locales y federales, ha inspirado una protesta de la comunidad cubana de Las Vegas, que lo considera un acto de discriminación.
