El diario estadounidense The New York Times publica en su sección de Arte y Diseño un amplio reportaje ilustrado con una galería de 13 fotografías en el que destaca el valor arquitectónico de muchas edificaciones en La Habana, una capital de renombre, dice, por “una elegancia que se derrumba”.
Cuba cuenta con una amplia variedad de edificios de valor arquitectónico descuidados, señala, que según expertos hacen del país uno de los tesoros mundiales más significativos “pero ignorados” del estilo Art Deco, y cita a la historiadora de arquitectura Kathleen Murphy Skolnik quien describe la capital cubana como una ciudad “muy hermosa” pero “muy en ruinas”.
El asunto ha sido objeto de debates durante un congreso de la Coalición Internacional de Sociedades Art Deco, celebrado en La Habana con la participación de unos 250 cubanos y expertos extranjeros.
Uno de los organizadores del evento, el vicedirector del Museo Nacional de Artes Decorativas cubano, Gustavo López González, dijo que el problema está en que “si en Cuba no apreciamos el valor de estos edificios, cómo podemos esperar que losl extranjeros lo hagan”.
El Times precisa que La Habana está llena de edificaciones coloniales muchas de ellas construidas entre los siglos XVI y XVIII que han sido cuidadosamente restauradas, pero también está salteada de casas, edificios de apartamentos, cines, teatros, hospitales y locales de oficinas estilo Art Deco.
Entre otros cita al Edificio Bacardí (uno de los pocos que ha sido restaurado), y la mansión que perteneció a Catalina Lasa y Juan Pedro Baró, que data de 1927.
“La falta de recursos—dice--, la alta humedad, el aire salino del mar y el hecho de que hasta hace un año los cubanos no podían vender o comprar propiedades significa que muchas edificaciones están deterioradas”.
Algunos arquitectos señalan de acuerdo con el Times que el pobre cumplimiento de códigos urbanísticos y la aglomeración de mucha gente en poco espacio a causa de la falta de vivienda ha hecho que la arquitectura de sitios que debían considerarse de importancia histórica han sido modificada con alteraciones “baratas y de mal gusto”.
El periódico destaca la opinión del historiador de arquitectura cubana Juan Garcia, quien resaltó que la práctica privada de esta profesión no existe en Cuba, y que ha sido degradada por el gobierno que adoptó un tipo de construcción pragmática favorecido por la antigua Unión Soviética.
Cuba cuenta con una amplia variedad de edificios de valor arquitectónico descuidados, señala, que según expertos hacen del país uno de los tesoros mundiales más significativos “pero ignorados” del estilo Art Deco, y cita a la historiadora de arquitectura Kathleen Murphy Skolnik quien describe la capital cubana como una ciudad “muy hermosa” pero “muy en ruinas”.
El asunto ha sido objeto de debates durante un congreso de la Coalición Internacional de Sociedades Art Deco, celebrado en La Habana con la participación de unos 250 cubanos y expertos extranjeros.
Uno de los organizadores del evento, el vicedirector del Museo Nacional de Artes Decorativas cubano, Gustavo López González, dijo que el problema está en que “si en Cuba no apreciamos el valor de estos edificios, cómo podemos esperar que losl extranjeros lo hagan”.
El Times precisa que La Habana está llena de edificaciones coloniales muchas de ellas construidas entre los siglos XVI y XVIII que han sido cuidadosamente restauradas, pero también está salteada de casas, edificios de apartamentos, cines, teatros, hospitales y locales de oficinas estilo Art Deco.
Entre otros cita al Edificio Bacardí (uno de los pocos que ha sido restaurado), y la mansión que perteneció a Catalina Lasa y Juan Pedro Baró, que data de 1927.
“La falta de recursos—dice--, la alta humedad, el aire salino del mar y el hecho de que hasta hace un año los cubanos no podían vender o comprar propiedades significa que muchas edificaciones están deterioradas”.
Algunos arquitectos señalan de acuerdo con el Times que el pobre cumplimiento de códigos urbanísticos y la aglomeración de mucha gente en poco espacio a causa de la falta de vivienda ha hecho que la arquitectura de sitios que debían considerarse de importancia histórica han sido modificada con alteraciones “baratas y de mal gusto”.
El periódico destaca la opinión del historiador de arquitectura cubana Juan Garcia, quien resaltó que la práctica privada de esta profesión no existe en Cuba, y que ha sido degradada por el gobierno que adoptó un tipo de construcción pragmática favorecido por la antigua Unión Soviética.