Los reportajes que publica regularmente el diario oficial cubano Granma tratan por lo general de lo mismo, la escasez de pan, la zafra, el servicio de transporte público, pero el tema común no varía: la ineficiencia estatal, dice un artículo difundido este martes por el periódico digital GlobalPost.
Los trabajadores de las empresas administradas por el gobierno luchan por cumplir las metas de producción y la demanda pública, agrega, en medio de la escasez de suministros, equipos rotos y “falta de disciplina”.
Pero el GlobalPost destaca especialmente un reciente reportaje de Granma sobre las persistentes quejas acerca de la calidad de los tampones o tallas sanitarias femeninas, a pesar de que según el diario del Partido Comunista desde 2004 se han hecho inversiones para mejorar su producción.
El hecho es que, puntualiza el artículo, la economía estatal sigue teniendo grandes dificultades “para producir artículos básicos que eran abundantes en los estantes de las tiendas en Cuba hace más de 50 años, bajo un sistema diferente”.
Lo que ha cambiado en todos estos años, añade, es que recientemente el gobernante Raúl Castro admitió públicamente que “los problemas más agobiantes de la isla son mayormente resultado de una burocracia y control estatal excesivos”.
Tras reseñar los recientes ajustes hechos en el modelo económico por Castro, subraya que hasta ahora las nuevas medidas no han tenido éxito.
“Las últimas estadísticas oficiales muestran que Cuba está produciendo ahora menos alimentos que en 2007. Los precios aumentaron 20 por ciento en 2011, y la mayor parte de los salarios que paga el gobierno siguen siendo los mismos”, apunta.
La publicación pasa revista a los magros ingresos que perciben los cubanos, a la creciente dependencia de los empleados estatales de los sobornos que reciben, de cómo los médicos están obligados a hacer lo mismo o ejercer secretamente en privado para sobrevivir, y algo muy parecido sucede con los maestros.
También destaca que las tarifas de los teléfonos celulares (casi 50 centavos de dólar el minuto) son una de las más caras del mundo, y que las tiendas del gobierno que venden artículos importados en pesos convertibles (CUC) por lo común cobran el 200 por ciento o más del valor de estos.
GlobalPost concluye que a medida que avance el tiempo, la gran prueba será ver cómo Castro y el Partido Comunista manejan las crecientes desigualdades entre los cubanos.
El gobierno sigue tratando de evitar que los trabajadores privados tengan demasiado éxito en sus negocios , pero según economistas—subraya— “ un cambio de mentalidad se necesita desde hace mucho tiempo, y la clave está en dejar libres a los cuentapropistas para que saquen a la economía del hoyo”.
Los trabajadores de las empresas administradas por el gobierno luchan por cumplir las metas de producción y la demanda pública, agrega, en medio de la escasez de suministros, equipos rotos y “falta de disciplina”.
Pero el GlobalPost destaca especialmente un reciente reportaje de Granma sobre las persistentes quejas acerca de la calidad de los tampones o tallas sanitarias femeninas, a pesar de que según el diario del Partido Comunista desde 2004 se han hecho inversiones para mejorar su producción.
El hecho es que, puntualiza el artículo, la economía estatal sigue teniendo grandes dificultades “para producir artículos básicos que eran abundantes en los estantes de las tiendas en Cuba hace más de 50 años, bajo un sistema diferente”.
Lo que ha cambiado en todos estos años, añade, es que recientemente el gobernante Raúl Castro admitió públicamente que “los problemas más agobiantes de la isla son mayormente resultado de una burocracia y control estatal excesivos”.
Tras reseñar los recientes ajustes hechos en el modelo económico por Castro, subraya que hasta ahora las nuevas medidas no han tenido éxito.
“Las últimas estadísticas oficiales muestran que Cuba está produciendo ahora menos alimentos que en 2007. Los precios aumentaron 20 por ciento en 2011, y la mayor parte de los salarios que paga el gobierno siguen siendo los mismos”, apunta.
La publicación pasa revista a los magros ingresos que perciben los cubanos, a la creciente dependencia de los empleados estatales de los sobornos que reciben, de cómo los médicos están obligados a hacer lo mismo o ejercer secretamente en privado para sobrevivir, y algo muy parecido sucede con los maestros.
También destaca que las tarifas de los teléfonos celulares (casi 50 centavos de dólar el minuto) son una de las más caras del mundo, y que las tiendas del gobierno que venden artículos importados en pesos convertibles (CUC) por lo común cobran el 200 por ciento o más del valor de estos.
GlobalPost concluye que a medida que avance el tiempo, la gran prueba será ver cómo Castro y el Partido Comunista manejan las crecientes desigualdades entre los cubanos.
El gobierno sigue tratando de evitar que los trabajadores privados tengan demasiado éxito en sus negocios , pero según economistas—subraya— “ un cambio de mentalidad se necesita desde hace mucho tiempo, y la clave está en dejar libres a los cuentapropistas para que saquen a la economía del hoyo”.