El escritor cubano, Roberto Zurbano, quien en días recientes fuera removido de su cargo en la Casa de las Américas por un artículo publicado en el diario The New York Time ha dado a conocer una repuesta a la andanada de críticas que recibió por parte de la intelectualidad de izquierda, dentro y fuera de la isla.
El blog Negra cubana tenía que ser se hizo eco de la réplica de Zurbano, quien plantea que: “ Si una izquierda conservadora dentro y fuera de Cuba considera que un negro cubano revolucionario no debe hacer críticas a la Revolución, no ha entendido el papel que han jugado los negros dentro de esta y tampoco qué es un verdadero proceso revolucionario. En la base, en el corazón, en el fondo y en las orillas de este proceso los negros hemos sido buena parte del sostén. Nos asiste tanto el derecho moral a criticarla como el deber de defenderla, porque es aún insuficiente lo que hemos logrado frente a lo que hemos hecho y merecemos. Renunciar a esa crítica es renunciar a mejorar la Revolución y sentirla más nuestra", afirmó.
Aún conociendo su filiación revolucionaria, el artículo de Zurbano recibió una “batería” de artículos que hizo públicos la oficialista La Jiribilla. Por eso ahora refiere que “Combatir el racismo es una de las grandes tareas del siglo XXI. Este flagelo no surgió en un país en particular, sino en un contexto mundial en el que fueron involucradas varias naciones y culturas marcadas por el afán colonial de repartirse el mundo y establecer jerarquías económicas y políticas que hoy sobreviven”, afirma el reconocido promotor cultural.
En una vuelta de tuerca bastante común en el arrepentimiento de intelectuales cubanos que han sido censurados o humillados por el poder castrista, Zurbano arremetió contra el diario neoyorkino, aludiendo a faltas de ética y mal manejo de la traducción. Esta vez indica: “Es bien conocido que The New York Times no es un diario de izquierda, aunque se declare contra el bloqueo y sea el soporte donde se dio a conocer a la opinión norteamericana el caso de Los Cinco (Espías cubanos detenidos en Estados Unidos).”
“Publicar en el NYT no fue un acto de ingenuidad, sino un riesgo asumido con toda responsabilidad. Decidí publicar allí, donde escasean las firmas cubanas de la Isla, y no en el Granma ni en El Nuevo Herald, por razones diversas, pero conocidas. Acepté la propuesta con la intención de colocar el debate más allá de los insuficientes espacios académicos y culturales a los que asisto hace 15 años. Un periódico es otra cosa: puede alcanzar, informar, desinformar y convocar, en breve tiempo, a decenas de miles de personas.”
Inmediatamente apareció en el Blog Segunda cita, del cantautor cubano Silvio Rodríquez, una llamada de alerta ante el aluvión que recibía ya Zurbano. Ahora el crítico y especialista en temas de integración racial agradece a Silvio haberle llamado “compañero”, pues a su parecer es una salvedad ética ante los ataques que recibía.
A decir de Zurbano, con el artículo de marras quería “fomentar un debate sobre el presente y dejar atrás esa retórica sobre el pasado que obliga siempre a mostrar lo que se ha hecho y no a decir lo que aún falta”, hecho que levantó una polvareda de incluso intelectuales que han compartido con él un tramo de la lucha antirracista en la Cuba contemporánea.
En siete años de trabajo en Casa de las Américas, Zurbano asegura haber intentado persuadir a la institución de insertarse en las problemáticas raciales y “posicionar a la Casa ante un fenómeno continental apenas abordado antes: los movimientos negros en América Latina y el Caribe”, algo que no logró y ahora esa posibilidad se aleja considerablemente.
Por último, llama a no obstruir el debate y crear un verdadero espacio de legitimación para este grupo social. Aunque Zurbano afirma no hacer un ‘mea culpa’ les pide a los que le han recriminado (a la iszquierda y derecha de las discusiones): “no embullarse demasiado, pues anuncio: NO HAY UN “CASO” ZURBANO, sino un intelectual negro revolucionario”.
El blog Negra cubana tenía que ser se hizo eco de la réplica de Zurbano, quien plantea que: “ Si una izquierda conservadora dentro y fuera de Cuba considera que un negro cubano revolucionario no debe hacer críticas a la Revolución, no ha entendido el papel que han jugado los negros dentro de esta y tampoco qué es un verdadero proceso revolucionario. En la base, en el corazón, en el fondo y en las orillas de este proceso los negros hemos sido buena parte del sostén. Nos asiste tanto el derecho moral a criticarla como el deber de defenderla, porque es aún insuficiente lo que hemos logrado frente a lo que hemos hecho y merecemos. Renunciar a esa crítica es renunciar a mejorar la Revolución y sentirla más nuestra", afirmó.
Aún conociendo su filiación revolucionaria, el artículo de Zurbano recibió una “batería” de artículos que hizo públicos la oficialista La Jiribilla. Por eso ahora refiere que “Combatir el racismo es una de las grandes tareas del siglo XXI. Este flagelo no surgió en un país en particular, sino en un contexto mundial en el que fueron involucradas varias naciones y culturas marcadas por el afán colonial de repartirse el mundo y establecer jerarquías económicas y políticas que hoy sobreviven”, afirma el reconocido promotor cultural.
En una vuelta de tuerca bastante común en el arrepentimiento de intelectuales cubanos que han sido censurados o humillados por el poder castrista, Zurbano arremetió contra el diario neoyorkino, aludiendo a faltas de ética y mal manejo de la traducción. Esta vez indica: “Es bien conocido que The New York Times no es un diario de izquierda, aunque se declare contra el bloqueo y sea el soporte donde se dio a conocer a la opinión norteamericana el caso de Los Cinco (Espías cubanos detenidos en Estados Unidos).”
“Publicar en el NYT no fue un acto de ingenuidad, sino un riesgo asumido con toda responsabilidad. Decidí publicar allí, donde escasean las firmas cubanas de la Isla, y no en el Granma ni en El Nuevo Herald, por razones diversas, pero conocidas. Acepté la propuesta con la intención de colocar el debate más allá de los insuficientes espacios académicos y culturales a los que asisto hace 15 años. Un periódico es otra cosa: puede alcanzar, informar, desinformar y convocar, en breve tiempo, a decenas de miles de personas.”
Inmediatamente apareció en el Blog Segunda cita, del cantautor cubano Silvio Rodríquez, una llamada de alerta ante el aluvión que recibía ya Zurbano. Ahora el crítico y especialista en temas de integración racial agradece a Silvio haberle llamado “compañero”, pues a su parecer es una salvedad ética ante los ataques que recibía.
A decir de Zurbano, con el artículo de marras quería “fomentar un debate sobre el presente y dejar atrás esa retórica sobre el pasado que obliga siempre a mostrar lo que se ha hecho y no a decir lo que aún falta”, hecho que levantó una polvareda de incluso intelectuales que han compartido con él un tramo de la lucha antirracista en la Cuba contemporánea.
En siete años de trabajo en Casa de las Américas, Zurbano asegura haber intentado persuadir a la institución de insertarse en las problemáticas raciales y “posicionar a la Casa ante un fenómeno continental apenas abordado antes: los movimientos negros en América Latina y el Caribe”, algo que no logró y ahora esa posibilidad se aleja considerablemente.
Por último, llama a no obstruir el debate y crear un verdadero espacio de legitimación para este grupo social. Aunque Zurbano afirma no hacer un ‘mea culpa’ les pide a los que le han recriminado (a la iszquierda y derecha de las discusiones): “no embullarse demasiado, pues anuncio: NO HAY UN “CASO” ZURBANO, sino un intelectual negro revolucionario”.