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Verano dispara demanda de TV extranjera en Cuba


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Los vecinos “que mejor viven en el barrio son los que alquilan o compran los paquetes”, agrega Viera y entonces “el resto espera y después puede disfrutar al igual que ellos”.

Un reciente sondeo sugiere que el consumo ilegal de televisión extranjera en Cuba se ha convertido en una de las opciones más preferidas y económicas para las familias durante el verano.

Para la joven cubana de 22 años de edad, Lizandra Robert, todos los años la Televisión Cubana realiza una campaña de propaganda de “programas supuestamente nuevos” cuando lo que hacen es “repetir los mismos, repetirlos y repetirlos”, sentencia.

Lizandra también se queja de la politización de la programación, sobretodo, en los casos de aquellas opciones que recrean “la época de la lucha en la Sierra Maestra”, sin tener en cuenta que las nuevas generaciones tienen sus propias necesidades.

Los programas extranjeros -recibidos ilegalmente a través de antenas clandestinas o de personas vinculadas a los servidores cubanos con acceso a la internet- son muy perseguidos por Lázaro Curbelo de 25 años de edad.

“A mí me gusta ver todo lo que me aporte algo como persona”- refiere Lázaro quien agrega que el consumo social está en dependencia de “lo que caiga en ese momento”, es decir de la casualidad y las posibilidades.

Curbelo cita programas como las Decisiones y los Casos Cerrados como los más populares “aunque también persiguen las películas y las mujeres, las novelas y los Premios Juventud, entre otros.

A diferencia de otros períodos, la santiaguera de 20 años Milagros Suárez advierte de una evolución del mercado ilegal de televisión extranjera y ya no se prefiere el alquiler de CDs o DVDs.

Suárez dice que “llenar las memorias” les resulta mucho más práctico a los clientes debido a que no tienen que entregarlo en un tiempo limitado como sucede con los discos y además de eso lo puedes conservar por mucho más tiempo. En el Oriente cobran cinco pesos en moneda nacional por cada gigabyte de información.

En el municipio Cabaiguán de la provincia Sancti Spíritus, la periodista independiente Bárbara Viera explica que ver televisión extranjera “te entretiene y prácticamente no tienes que gastar ningún dinero”.

Los vecinos “que mejor viven en el barrio son los que alquilan o compran los paquetes”, agrega Viera y entonces “el resto espera y después puede disfrutar al igual que ellos”.

La espirituana pone el ejemplo de la noche del jueves en que La voz Kids “llegó muy tarde y estábamos esperando a que terminaran en frente para poder grabar el programa en la computadora. Ya en mi casa tenía ocho memorias (flash) esperando por lo mismo”, concluye.

Por último, Francisco Rangel, desde Matanzas dice que los programas extranjeros “tienen un impacto muy positivo en la población porque hacen que la gente vea fuera de aquí, se pregunte y esté al tanto de lo que sucede en el mundo”.

Rangel explica que es frecuente hallar en lugares concurridos estados de opinión sobre la novela en boga o sobre un programa donde participan los artistas cubanos emigrados.

Investigaciones sociales reflejan que el problema económico limita las opciones de recreación fuera de casa y estimula la realización de otras actividades como el consumo de televisión.

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