Anote. El 62% de las viviendas en Cuba están en regular o mal estado técnico. Por deterioro en las redes hidráulicas, se pierde el 63% del agua que se distribuye. Tomando como botón de muestra La Habana, más del 76% de los edificios múltiples piden a gritos una reparación capital.
Ahora crucemos los dedos. Según arquitecto consultado, en el hipotético caso que la capital fuera impactada por un huracán fuerza 5, no menos del 35% del fondo habitacional de la ciudad se desplomaría.
Hasta 1989, el Estado era el encargado de reparar edificios o vendía a precios módicos materiales de construcción. Pero esa bonanza hace rato quedó atrás.
Ahora el gobierno tiene sus arcas vacías. Y lo mejor que puede ofrecer es arrendar un terreno o un local -solo si eres o aparentas ser partidario del régimen- y usted se las apaña a la hora de construir.
El 85% de los cubanos es propietarios de sus viviendas. Lo difícil y costoso es repararlas. Debido al alto precio de los materiales de construcción, para cualquier arreglo se necesitan no menos de 500 pesos convertibles (cuc) y 6 mil o más si la reparación es a fondo.
Azulejos, pisos o muebles sanitarios de cierta calidad se venden en moneda dura. Y caro. Si vas arreglar un baño mediano, y necesitas 15 metros de azulejos de calidad inferior, debes gastar 150 cuc (172 dólares), como mínimo.
Los azulejos de superior calidad cuestan más de 20 cuc el metro cuadrado. Si por ejemplo necesitas 6 metros de piso para el baño, abra la billetera y desembolse 90 cuc (100 dólares).
A esto agregue el gasto en tuberías, muebles sanitarios, accesorios y grifos de agua. Por lo cual tendría que pagar entre 280 a 400 pesos convertibles (300 a 440 dólares). Y el pago a los albañiles, que cobran entre 5 y 7 cuc el metro cuadrado de enchape de azulejos.
Resumiendo: para reparar un baño de medianas proporciones se debe desembolsar casi 800 cuc (880 dólares). En Cuba, el salario promedio no supera los 20 dólares. Es cuando entran a jugar emails y llamadas a familiares al otro lado del charco, pidiendo dinero para poder sufragar los arreglos en la vivienda.
Una vez reconstruido el baño, le sigue la cocina. Después el resto de la casa, también necesitadas de algo más que una mano de pintura. Muchas familias suelen guardar parte del dinero enviado por sus parientes para arreglar sus hogares.
Hay personas que no dependen de las remesas familiares. Dueños de paladares o de negocios boyantes y pueden sufragar los gastos de una reparación completa en su casa.
Los ministros y jefes militares lo tienen más fácil a la hora de remodelar sus residencias. Compran materiales de construcción de alta calidad en el extranjero y utilizan brigadas de constructores del Estado.
Los cubanos de a pie que logran empezar a reparar sus casas deben tener los papeles en reglas. Existe una legión de inspectores estatales -la mayoría corruptos- dedicada a investigar a las personas enfrascadas en obras de reparación, buscando “detectar irregularidades”.
Por debajo de la mesa muchos inspectores aceptan dinero, dejan hacer y viran la cabeza hacia otro lado. Hay familias que han perdido sus hogares por derrumbes o los furiosos vientos de un ciclón arrasó su vivienda.
Se pasan años pernoctando en destartalados albergues que parecen prisiones. Remberto, lleva 18 años viviendo en un deteriorado albergue estatal en la calle 11 y 24, Vedado. “Estoy en una lista, a la espera de que me otorguen un apartamento. Perdí mi casa debido a un derrumbe. He mandado cartas a todas las instancias del gobierno. Y nada”, comenta.
Como Remberto, numerosas familias en La Habana. En Santiago de Cuba y Holguín, donde en octubre de 2012 el huracán Sandy dañó 150 mil viviendas y destruyó 17 mil, la situación es aún peor. Ellos ni siquiera pueden soñar con ahorrar dinero para reparar su casa.
Publicado en Diario Las Américas el 19 de julio del 2013
Ahora crucemos los dedos. Según arquitecto consultado, en el hipotético caso que la capital fuera impactada por un huracán fuerza 5, no menos del 35% del fondo habitacional de la ciudad se desplomaría.
Hasta 1989, el Estado era el encargado de reparar edificios o vendía a precios módicos materiales de construcción. Pero esa bonanza hace rato quedó atrás.
Ahora el gobierno tiene sus arcas vacías. Y lo mejor que puede ofrecer es arrendar un terreno o un local -solo si eres o aparentas ser partidario del régimen- y usted se las apaña a la hora de construir.
El 85% de los cubanos es propietarios de sus viviendas. Lo difícil y costoso es repararlas. Debido al alto precio de los materiales de construcción, para cualquier arreglo se necesitan no menos de 500 pesos convertibles (cuc) y 6 mil o más si la reparación es a fondo.
Azulejos, pisos o muebles sanitarios de cierta calidad se venden en moneda dura. Y caro. Si vas arreglar un baño mediano, y necesitas 15 metros de azulejos de calidad inferior, debes gastar 150 cuc (172 dólares), como mínimo.
Los azulejos de superior calidad cuestan más de 20 cuc el metro cuadrado. Si por ejemplo necesitas 6 metros de piso para el baño, abra la billetera y desembolse 90 cuc (100 dólares).
A esto agregue el gasto en tuberías, muebles sanitarios, accesorios y grifos de agua. Por lo cual tendría que pagar entre 280 a 400 pesos convertibles (300 a 440 dólares). Y el pago a los albañiles, que cobran entre 5 y 7 cuc el metro cuadrado de enchape de azulejos.
Resumiendo: para reparar un baño de medianas proporciones se debe desembolsar casi 800 cuc (880 dólares). En Cuba, el salario promedio no supera los 20 dólares. Es cuando entran a jugar emails y llamadas a familiares al otro lado del charco, pidiendo dinero para poder sufragar los arreglos en la vivienda.
Una vez reconstruido el baño, le sigue la cocina. Después el resto de la casa, también necesitadas de algo más que una mano de pintura. Muchas familias suelen guardar parte del dinero enviado por sus parientes para arreglar sus hogares.
Hay personas que no dependen de las remesas familiares. Dueños de paladares o de negocios boyantes y pueden sufragar los gastos de una reparación completa en su casa.
Los ministros y jefes militares lo tienen más fácil a la hora de remodelar sus residencias. Compran materiales de construcción de alta calidad en el extranjero y utilizan brigadas de constructores del Estado.
Los cubanos de a pie que logran empezar a reparar sus casas deben tener los papeles en reglas. Existe una legión de inspectores estatales -la mayoría corruptos- dedicada a investigar a las personas enfrascadas en obras de reparación, buscando “detectar irregularidades”.
Por debajo de la mesa muchos inspectores aceptan dinero, dejan hacer y viran la cabeza hacia otro lado. Hay familias que han perdido sus hogares por derrumbes o los furiosos vientos de un ciclón arrasó su vivienda.
Se pasan años pernoctando en destartalados albergues que parecen prisiones. Remberto, lleva 18 años viviendo en un deteriorado albergue estatal en la calle 11 y 24, Vedado. “Estoy en una lista, a la espera de que me otorguen un apartamento. Perdí mi casa debido a un derrumbe. He mandado cartas a todas las instancias del gobierno. Y nada”, comenta.
Como Remberto, numerosas familias en La Habana. En Santiago de Cuba y Holguín, donde en octubre de 2012 el huracán Sandy dañó 150 mil viviendas y destruyó 17 mil, la situación es aún peor. Ellos ni siquiera pueden soñar con ahorrar dinero para reparar su casa.
Publicado en Diario Las Américas el 19 de julio del 2013