El cáncer ha pasado a ocupar la primera causa de muerte en Cuba, desplazando las defunciones por enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares, según se reconoció hace unos días en el periódico Granma, órgano oficial del Partido Comunista. La noticia salió a relucir tras el cierre estadístico del año 2012.
Lo que no se mencionó en esa información fue el panorama que llevó a tan preocupante situación dentro de la isla. Y es que el deterioro integral de las condiciones de vida de la población ha dado lugar a la confluencia de factores adversos que atentan contra la salud y hacen más proclive la aparición de procesos cancerígenos.
El cáncer se puede presentar en todas las especies animales, edades y razas. Básicamente es una enfermedad de las células que han cambiado el mecanismo de control que gobierna su proliferación y diferenciación. A consecuencia de este cambio se produce la multiplicación celular sin control y con capacidad para invadir las estructuras vecinas y, por vía linfática o hemática, pueden viajar a otros lugares del organismo, asentarse e invadir nuevos tejidos, lo que se conoce como metástasis.
La población cubana ha sido obligada a sufrir una creciente miseria y precariedad, que la han conducido a incorporar estilos y hábitos de vida perjudiciales para la salud. De hecho, la salud mental de la mayoría de la población es agobiada por la limitación de oportunidades de vida digna y progreso personal. El estrés y sus dañinas consecuencias afectan la existencia cotidiana de amplios sectores de la sociedad. Está probado científicamente que el daño psicológico puede conllevar, entre otras manifestaciones negativas, al debilitamiento del sistema inmunológico, lo que disminuye la capacidad de defensa del organismo e incrementa el riesgo de enfermar.
También se ha visto en la población un aumento de hábitos nocivos directamente relacionados con la elevación de las cifras de cáncer, como es el tabaquismo y alcoholismo. Y principalmente estas prácticas son asumidas por la juventud y la población femenina. Para más complicación no hay un trabajo sistemático comprometido en modificar tales circunstancias, por el contrario, se facilita el expendio de bebidas alcohólicas y de cigarrillos en los lugares recreativos y de sano esparcimiento. Tampoco existe la preocupación desde los medios de comunicación por sostener campañas divulgativas que contribuyan en la disminución o erradicación de esos factores de riesgo.
El drama de la malnutrición, por la escases crónica de alimentos, es otra de las amenazas que influye en la incidencia de determinadas patologías, entre las que cuentan las neoplasias. En 1991, durante la peor etapa de la crisis económica surgida por la pérdida del subsidio soviético, en Cuba se desató la mayor epidemia de Beriberi o polineuropatía periférica conocida en todo el continente. Esta es una enfermedad de tipo carencial. También la isla exhibe el grave lastre de que las últimas generaciones de niños han disminuido en la talla promedio, como efecto de la hambruna generalizada. Ese tipo de consecuencias solo se ha padecido en algunas naciones muy pobres del Africa subsahariana.
Otro de los aspectos relacionados con el aumento de las muertes por neoplasias en la isla lo representa el deplorable estado del sistema de Salud. Con el paso del tiempo se han abandonado muchos de los programas contra el cáncer que funcionaron en algún momento. Se recordarán las guaguas que, de modo ambulatorio, se habilitaban cada cierto tiempo por los barrios, para realizar pesquisas de detección de cáncer de mama a todas las mujeres mayores de 35 años. Hace tiempo se dejaron de hacer esas mamografías masivas.
El programa del Médico y la Enfermera de la Familia, pilar fundamental del sistema de salud, años atrás contemplaba los chequeos preventivos para el diagnóstico temprano del cáncer de próstata, pulmón, cervicouterino y colorrectal, por ejemplo. Hoy, una gran cantidad de consultorios están vacios y muchos médicos de familia han sido exportados a otros países en las llamadas misiones internacionalistas, lo que prácticamente ha desarticulado el sistema de atención primaria de salud, que es el eslabón donde se realiza la labor preventiva.
Estas condiciones fuerzan a tomar medidas individuales en beneficio de la salud. Es importante tener presente que ayuda a prevenir el cáncer evitar el consumo de alcohol, o disminuirlo a menos de dos copas por día.
Se debe evitar el hábito de fumar. Siempre que se pueda, alimentarse con una dieta sana, rica en frutas, viandas, vegetales y pescados. Resulta importante reducir las carnes rojas y el consumo de grasa animal. También es positivo combatir el estrés. Y, sobre todo, acudir al facultativo para realizarse chequeos profilácticos que contribuyen al diagnóstico temprano de las enfermedades.
De ese modo, su presencia puede ser tratada con mejor pronóstico. Cuidar la salud siempre será una preocupación importante.
Lo que no se mencionó en esa información fue el panorama que llevó a tan preocupante situación dentro de la isla. Y es que el deterioro integral de las condiciones de vida de la población ha dado lugar a la confluencia de factores adversos que atentan contra la salud y hacen más proclive la aparición de procesos cancerígenos.
El cáncer se puede presentar en todas las especies animales, edades y razas. Básicamente es una enfermedad de las células que han cambiado el mecanismo de control que gobierna su proliferación y diferenciación. A consecuencia de este cambio se produce la multiplicación celular sin control y con capacidad para invadir las estructuras vecinas y, por vía linfática o hemática, pueden viajar a otros lugares del organismo, asentarse e invadir nuevos tejidos, lo que se conoce como metástasis.
La población cubana ha sido obligada a sufrir una creciente miseria y precariedad, que la han conducido a incorporar estilos y hábitos de vida perjudiciales para la salud. De hecho, la salud mental de la mayoría de la población es agobiada por la limitación de oportunidades de vida digna y progreso personal. El estrés y sus dañinas consecuencias afectan la existencia cotidiana de amplios sectores de la sociedad. Está probado científicamente que el daño psicológico puede conllevar, entre otras manifestaciones negativas, al debilitamiento del sistema inmunológico, lo que disminuye la capacidad de defensa del organismo e incrementa el riesgo de enfermar.
También se ha visto en la población un aumento de hábitos nocivos directamente relacionados con la elevación de las cifras de cáncer, como es el tabaquismo y alcoholismo. Y principalmente estas prácticas son asumidas por la juventud y la población femenina. Para más complicación no hay un trabajo sistemático comprometido en modificar tales circunstancias, por el contrario, se facilita el expendio de bebidas alcohólicas y de cigarrillos en los lugares recreativos y de sano esparcimiento. Tampoco existe la preocupación desde los medios de comunicación por sostener campañas divulgativas que contribuyan en la disminución o erradicación de esos factores de riesgo.
El drama de la malnutrición, por la escases crónica de alimentos, es otra de las amenazas que influye en la incidencia de determinadas patologías, entre las que cuentan las neoplasias. En 1991, durante la peor etapa de la crisis económica surgida por la pérdida del subsidio soviético, en Cuba se desató la mayor epidemia de Beriberi o polineuropatía periférica conocida en todo el continente. Esta es una enfermedad de tipo carencial. También la isla exhibe el grave lastre de que las últimas generaciones de niños han disminuido en la talla promedio, como efecto de la hambruna generalizada. Ese tipo de consecuencias solo se ha padecido en algunas naciones muy pobres del Africa subsahariana.
Otro de los aspectos relacionados con el aumento de las muertes por neoplasias en la isla lo representa el deplorable estado del sistema de Salud. Con el paso del tiempo se han abandonado muchos de los programas contra el cáncer que funcionaron en algún momento. Se recordarán las guaguas que, de modo ambulatorio, se habilitaban cada cierto tiempo por los barrios, para realizar pesquisas de detección de cáncer de mama a todas las mujeres mayores de 35 años. Hace tiempo se dejaron de hacer esas mamografías masivas.
El programa del Médico y la Enfermera de la Familia, pilar fundamental del sistema de salud, años atrás contemplaba los chequeos preventivos para el diagnóstico temprano del cáncer de próstata, pulmón, cervicouterino y colorrectal, por ejemplo. Hoy, una gran cantidad de consultorios están vacios y muchos médicos de familia han sido exportados a otros países en las llamadas misiones internacionalistas, lo que prácticamente ha desarticulado el sistema de atención primaria de salud, que es el eslabón donde se realiza la labor preventiva.
Estas condiciones fuerzan a tomar medidas individuales en beneficio de la salud. Es importante tener presente que ayuda a prevenir el cáncer evitar el consumo de alcohol, o disminuirlo a menos de dos copas por día.
Se debe evitar el hábito de fumar. Siempre que se pueda, alimentarse con una dieta sana, rica en frutas, viandas, vegetales y pescados. Resulta importante reducir las carnes rojas y el consumo de grasa animal. También es positivo combatir el estrés. Y, sobre todo, acudir al facultativo para realizarse chequeos profilácticos que contribuyen al diagnóstico temprano de las enfermedades.
De ese modo, su presencia puede ser tratada con mejor pronóstico. Cuidar la salud siempre será una preocupación importante.