La cantidad de cubanos que solicitaron refugio político en Argentina casi se había triplicado en 2013 con relación a 2007, según datos de la Dirección Nacional de Migraciones del país austral a los que accedió el diario porteño La Nación.
Los 109 antillanos que entregaron sus solicitudes el año pasado representan un incremento del 64,2 % con respecto a los 39 que lo hicieron hace siete años. Aunque en períodos diferentes, el porcentaje supera el aumento de 57,4 % en la cantidad de sirios que pidieron ese amparo del año antepasado al pasado, a consecuencia de la guerra civil en su país: 52 en 2012, y 122 en 2013.
Por encima de los cubanos, pero en cifras menores, figuraron los ghaneses: de 5 (2007) a 17 (2013) para un 70,6%.
Según La Nación, senegaleses, sirios, ghaneses, cubanos, colombianos, nigerianos y haitianos son los principales referentes de las nuevas olas de refugiados que crecieron sustancialmente en los últimos años en el país suramericano.
El diario señala que en la llegada de estas personas influyen variables como las guerras civiles, el avance del islamismo, el peligro del narcotráfico, el terrorismo, o las debacles económicas.
Así, la disminución de la violencia de los grupos armados ilegales y el narcotráfico en Colombia podría haber incidido en una reducción de las peticiones al gobierno argentino por parte de nacionales colombianos, de 172 en 2008, a 88 en 2013.
Trámite prolongado
El periódico destaca por otra parte que la solicitud de refugio político no es un trámite sencillo en Argentina. Se requiere la aprobación de la Comisión Nacional para los Refugiados (Conare) y del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. La parte nacional involucra a varios ministerios y la resolución final del pedido lleva tiempo para ejecutarse.
La Convención de Ginebra de 1951 define que refugiado es la persona que se vio obligada a salir de su país por motivos de persecución, a causa de su raza, nacionalidad, religión, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas.
Presentar una solicitud para ser reconocido como tal es un proceso que puede ser largo. El individuo debe dirigirse a la Comisión Nacional de Refugiados (CONARE), una entidad gubernamental que opera dentro del Ministerio del Interior, y demostrarle que su vida en su país de origen corre peligro.
Mientras la solicitud está en trámite, situación que puede durar varios meses o, en el peor de los casos, años, la persona recibe una residencia precaria, con la que puede establecerse legalmente en el país y acceder a trabajo, vivienda u educación.
La cifra de pedidos de refugio político denegados por Buenos Aires se mantiene alta. Desde 2007 hasta ahora hubo un total de 2390 pedidos de refugio rechazados, mientras que la tasa de reconocimiento de estatus de refugiados fue fluctuando de 33% al 37% en los últimos años.
Ley de refugio
En el año 2006 se aprobó en Argentina la Ley de Refugio, que se considera progresista con respecto a las de otros países de acogida.
Su letra prescribe la “no devolución” (criterio que define la protección de un refugiado con diferencia a la de un migrante, es decir, no puede ser “devuelto” a su país de origen). Prohíbe el rechazo en frontera, la discriminación, y la sanción por ingreso ilegal, y fomenta la interpretación más favorable a la persona humana (principio pro homine).
Amplía asimismo la definición de refugiado, y establece que la presunción de credibilidad será dada por la existencia de indicios suficientes, aportados por el testimonio del solicitante.
Por otra parte, se propicia la aplicación del principio de unidad familiar en la extensión de la condición de refugiado, así como también se garantiza la protección de mujeres solas y/o menores de edad mediante atención psicológica.