Católicos y santeros se congregaron este domingo en la Basílica de Nuestra Señora de la Caridad en La Habana para orar y donar ayuda para los pobres, acogiendo un llamado de los obispos ante la próxima visita del papa Francisco a Cuba.
El fervor por la visita del papa argentino -del 19 al 22 de septiembre, en una gira que lo llevará también a Estados Unidos- contribuyó a que las dos misas matinales estuvieran más concurridas que lo habitual este domingo, día en que la Iglesia católica conmemora a Santa Rosa de Lima.
"Hay como una expectativa singular" por la visita de Francisco, dice a la AFP el párroco del Santuario, Ariel Suárez, tras abrazar y bendecir a decenas de fieles después de misa.
"Se intuye que el Papa se podrá expresar bien aquí, que podrá conectar bien y además porque él trae una fama realmente reconocida por cristianos y no cristianos de ser un hombre coherente, un hombre preocupado por los pobres, un hombre preocupado por las cuestiones que atañen al mundo", agrega.
En este Santuario situado en una callejuela del empobrecido municipio de Centro Habana los fieles se están inscribiendo para ir a ver al pontífice al aeropuerto internacional José Martí y acudir a la misa que oficiará en la Plaza de la Revolución de La Habana, el 20 de septiembre.
"Estoy apuntado en una lista, porque aquí se hace una lista de las personas que van a ir al aeropuerto a despedirlo (cuando viaje al oriente de la isla). Vamos a la misa también, vamos a la Catedral", explica el feligrés Ángel Díaz a la AFP.
"A Santiago (de Cuba) no voy porque es muy lejos", añade, en alusión a la última ciudad que visitará el papa antes de seguir hacia Estados Unidos.
Los cubanos aprecian a Francisco no solo por motivos de fe, sino también por el papel clave que desempeñó en las contactos secretos que condujeron al histórico acercamiento entre Estados Unidos y Cuba, anunciado en diciembre.
"El Papa, aunque él dice que ha sido modesta su contribución (...), ha contribuido eficazmente (...) a esta distensión entre los pueblos y gobiernos de Cuba y Estados Unidos, que ha cristalizado con la reapertura de embajadas en ambos países" el 20 de julio, dice el padre Suárez.
Este acercamiento ha levantado esperanzas de que las penurias económicas que viven los cubanos desde que se inició el "periodo especial" (crisis económica), hace 25 años, sean finalmente asunto del pasado.
El fervor por el papa contribuyó este domingo a aumentar la venta de ramos de flores (principalmente girasoles atados a hojas de palmas) en media docena de puestos instalados en las inmediaciones de este templo.
Una de las vendedoras, Raquel Gómez, dice que espera "cosas buenas, cosas buenas" de la visita papal.
"El tiempo es quien se encarga", agrega la mujer, repitiendo una expresión habitual entre quienes practican la santería, culto de origen africano muy difundido en Cuba y otras naciones caribeñas.
Entre los asistentes a misa hay varias personas (mujeres y hombres) vestidas íntegramente de blanco, señal de que son santeras, en una isla donde el sincretismo religioso se remonta a la época de la colonia española.
La colecta de dinero y especies se desarrolló este domingo en toda la isla, pero en este templo tuvo un significado especial, puesto que la Virgen de la Caridad del Cobre es la Patrona de Cuba.
El principal Santuario de la Caridad se encuentra en El Cobre, un pueblo cercano a Santiago de Cuba, donde el papa oficiará la última de las tres misas programadas en la isla.
"Este Santuario es muy especial, esto es, diríamos, como El Cobre en La Habana", explica el párroco.
La Iglesia católica enfrentó momentos de tensión con el Estado comunista en los primeros años de gobierno de Fidel Castro.
Pero las asperezas desaparecieron en 1998 con la histórica visita del papa Juan Pablo y en 2012 Benedicto XVI también visitó Cuba.