El último Consejo de Ministros celebrado en Cuba reconoció públicamente que el transporte “durante años ha sido inestable, insuficiente y de baja calidad” en toda la isla.
Ese reconocimiento pudiera ser noticia para los ministros y altos funcionarios del gobierno, pero es el pan de cada día, y de muchos años, para los cubanos que tienen que hacer uso del transporte público en los centros urbanos del país.
Cuando la extinta Unión Soviética sostenía a la economía cubana existían en la isla 15,800 ómnibus para el servicio público, pero ese parque se fue deteriorando desde que se terminaron los subsidios y disminuyó a menos de 1,500 ómnibus a mediados de la década del 90.
Actualmente el parque de ómnibus públicos es de 7,840 equipos -de más de 40 marcas y modelos-, para los casi 12 millones de habitantes. Las cifras estadísticas están publicadas en el sitio oficial Cubadebate.
La propaganda oficial afirma que “El transporte de pasajeros es componente imprescindible del proceso de actualización del modelo económico cubano y por ello ha sido refrendado en los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido aprobados en el VI Congreso”.
En ese sentido se afirma que existe un Programa de fabricación de “semiómnibus”, que se construyen a partir de camiones a los cuales se les adapta una caseta para la transportación de pasajeros.
La falta de recursos del gobierno, que no logra elevar sus niveles productivos, ha obligado a las autoridades a permitir que los particulares puedan trabajar como transportistas, sobre todo en el interior del país donde la carencia de transporte público es más precaria.
Según Mariano Fernández, delegado del ministerio de Transporte en la provincia de Camagüey, más de cinco mil trabajadores por cuenta propia “contribuyen a aliviar las dificultades del transporte público en esa región”.
El blog de los periodistas de Radio Cubitas, “Desde el valle cubiteño”, asegura que en la ciudad de Camagüey, -segunda en extensión territorial del país según la Oficina Nacional de Estadísticas-, circulan actualmente 30 camiones particulares y un promedio de 20 ómnibus estatales, para responder a una población superior a los 300 mil habitantes.
Ese reconocimiento pudiera ser noticia para los ministros y altos funcionarios del gobierno, pero es el pan de cada día, y de muchos años, para los cubanos que tienen que hacer uso del transporte público en los centros urbanos del país.
Cuando la extinta Unión Soviética sostenía a la economía cubana existían en la isla 15,800 ómnibus para el servicio público, pero ese parque se fue deteriorando desde que se terminaron los subsidios y disminuyó a menos de 1,500 ómnibus a mediados de la década del 90.
Actualmente el parque de ómnibus públicos es de 7,840 equipos -de más de 40 marcas y modelos-, para los casi 12 millones de habitantes. Las cifras estadísticas están publicadas en el sitio oficial Cubadebate.
La propaganda oficial afirma que “El transporte de pasajeros es componente imprescindible del proceso de actualización del modelo económico cubano y por ello ha sido refrendado en los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido aprobados en el VI Congreso”.
En ese sentido se afirma que existe un Programa de fabricación de “semiómnibus”, que se construyen a partir de camiones a los cuales se les adapta una caseta para la transportación de pasajeros.
La falta de recursos del gobierno, que no logra elevar sus niveles productivos, ha obligado a las autoridades a permitir que los particulares puedan trabajar como transportistas, sobre todo en el interior del país donde la carencia de transporte público es más precaria.
Según Mariano Fernández, delegado del ministerio de Transporte en la provincia de Camagüey, más de cinco mil trabajadores por cuenta propia “contribuyen a aliviar las dificultades del transporte público en esa región”.
El blog de los periodistas de Radio Cubitas, “Desde el valle cubiteño”, asegura que en la ciudad de Camagüey, -segunda en extensión territorial del país según la Oficina Nacional de Estadísticas-, circulan actualmente 30 camiones particulares y un promedio de 20 ómnibus estatales, para responder a una población superior a los 300 mil habitantes.
