Una familia cubana de Holguín, desesperada por las precarias condiciones de su vivienda y la falta de respuesta de parte de las autoridades, acudió a activistas de derechos humanos para pedir ayuda y denunciar su caso.
En el video de Producciones Criollo Liberal y la Defensoría del Pueblo de Cuba Independiente y Democrática (CID) una mujer llamada Luisa cuenta a un grupo de activistas de derechos humanos que vive junto a sus tres hijos, su madre, su padre, y dos hermanos en una casa en ruinas, con paredes y techos ahuecados, y puertas de lona.
Luisa, quien vive en la casa donde radica la Presidencia del Comité de Defensa de la Revolución (CDR) de su cuadra, explica que aunque sus padres han entregado la vida al proyecto revolucionario impulsado por Fidel Castro, no han recibido apoyo alguno del gobierno respecto a mejorar las condiciones de miseria en que habitan.
Luisa buscó la ayuda de los opositores siguiendo la sugerencia de sus propios vecinos.
“Quiero que me ayuden, que no vengan a amenazarme, ni a meterme presa porque siempre voy a decir lo mismo. Yo no he dicho mentiras, ellos son los que han mentido”, dice la mujer y muestra unos papeles donde, según ella, ha reclamado una mejor vivienda.
Luisa explica que en esa casa vive su madre, quien fuera de la Asociación de Jóvenes Rebeldes (antecesor de la Unión de Jóvenes Comunistas, UJC) y vanguardia nacional del sector del turismo; su hermano un veterano de la guerra de Angola y su padre un “combatiente de la limpia del Escambray y un comecandela”.
“Ellos ahora no tienen nada de nada, solo una chequera de 240 pesos”, que no alcanza.
Por su parte los activistas que acudieron a entrevistarla y a documentar las condiciones de la vivienda le dijeron que aunque no podían ofrecerle ni vivienda, ni materiales para repararla, se comprometían a acompañarla cuando ella se decida a hacer una reclamación “al partido, al gobierno a donde sea” y le prometieron divulgar este caso.
En el video de Producciones Criollo Liberal y la Defensoría del Pueblo de Cuba Independiente y Democrática (CID) una mujer llamada Luisa cuenta a un grupo de activistas de derechos humanos que vive junto a sus tres hijos, su madre, su padre, y dos hermanos en una casa en ruinas, con paredes y techos ahuecados, y puertas de lona.
Luisa, quien vive en la casa donde radica la Presidencia del Comité de Defensa de la Revolución (CDR) de su cuadra, explica que aunque sus padres han entregado la vida al proyecto revolucionario impulsado por Fidel Castro, no han recibido apoyo alguno del gobierno respecto a mejorar las condiciones de miseria en que habitan.
Luisa buscó la ayuda de los opositores siguiendo la sugerencia de sus propios vecinos.
“Quiero que me ayuden, que no vengan a amenazarme, ni a meterme presa porque siempre voy a decir lo mismo. Yo no he dicho mentiras, ellos son los que han mentido”, dice la mujer y muestra unos papeles donde, según ella, ha reclamado una mejor vivienda.
Luisa explica que en esa casa vive su madre, quien fuera de la Asociación de Jóvenes Rebeldes (antecesor de la Unión de Jóvenes Comunistas, UJC) y vanguardia nacional del sector del turismo; su hermano un veterano de la guerra de Angola y su padre un “combatiente de la limpia del Escambray y un comecandela”.
“Ellos ahora no tienen nada de nada, solo una chequera de 240 pesos”, que no alcanza.
Por su parte los activistas que acudieron a entrevistarla y a documentar las condiciones de la vivienda le dijeron que aunque no podían ofrecerle ni vivienda, ni materiales para repararla, se comprometían a acompañarla cuando ella se decida a hacer una reclamación “al partido, al gobierno a donde sea” y le prometieron divulgar este caso.