Cuba, que ahorra anualmente más de 200 millones de dólares en importaciones por la recuperación de materias primas, aprobó una nueva política para el reciclaje con la cual espera evitar el despilfarro de muchos recursos.
Para llevarla adelante se fomentará la actividad de trabajadores por cuenta propia y cooperativistas, dos formas de gestión ampliadas por el presidente Raúl Castro en el marco de una polémica modernización del modelo económico de la isla, indicaron funcionarios del sector.
"La política aprobada va dirigida a maximizar en la industria nacional la utilización de los desechos reciclables", expresó un reporte del portal oficial Cubadebate que contó con información de directivos de la Unión de Empresas de Recuperación de Materias Primas.
Según el sitio, se reciclan unas 430.000 toneladas de desechos cada año ya sea mediante los contratos de empresas con las recicladoras o por la compra de éstas a particulares.
Anualmente se recuperan, por ejemplo, unas 300.000 toneladas de chatarra ferrosa que se destinan a las acerías y equivale a un ahorro para el país de unos 120 millones de dólares.
A esto, explicaron los funcionarios a Cubadebate, se suman los reciclajes de materiales no ferrosos -cobre, bronce, aluminio-, así como papel, cartón o vidrio.
El impacto es de "más de 200 millones de dólares de ahorro o ingreso a la economía del país, a lo que debe sumarse el favorable efecto medioambiental al disminuir la emisión de desechos contaminantes", comentó el portal.
Al calor de las nuevas medidas impulsadas por Castro, quien abrió la economía de manera controlada al sector privado, entregó tierras ociosas a particulares y destrabó el mercado de bienes raíces y autos, entre otros; actualmente hay unos 5.700 trabajadores independientes recuperando desechos.
Sin embargo, sólo se logra rescatar 30% de los recursos potenciales en esta actividad -el resto se pierde en los vertederos- por lo que en diciembre el Consejo de Ministros que encabeza Castro aprobó una "nueva política" para el sector, dijo Cubabete.
Entre las medidas que se comenzaron a tomar están el arrendamiento por parte del Estado de espacios y triciclos automotores para los recuperadores y el fomento a sus cooperativas de ellos; la fijación de una lista de precios estimulantes y el estudio de una nueva ley de reciclaje, entre otros.
Para llevarla adelante se fomentará la actividad de trabajadores por cuenta propia y cooperativistas, dos formas de gestión ampliadas por el presidente Raúl Castro en el marco de una polémica modernización del modelo económico de la isla, indicaron funcionarios del sector.
"La política aprobada va dirigida a maximizar en la industria nacional la utilización de los desechos reciclables", expresó un reporte del portal oficial Cubadebate que contó con información de directivos de la Unión de Empresas de Recuperación de Materias Primas.
Según el sitio, se reciclan unas 430.000 toneladas de desechos cada año ya sea mediante los contratos de empresas con las recicladoras o por la compra de éstas a particulares.
Anualmente se recuperan, por ejemplo, unas 300.000 toneladas de chatarra ferrosa que se destinan a las acerías y equivale a un ahorro para el país de unos 120 millones de dólares.
A esto, explicaron los funcionarios a Cubadebate, se suman los reciclajes de materiales no ferrosos -cobre, bronce, aluminio-, así como papel, cartón o vidrio.
El impacto es de "más de 200 millones de dólares de ahorro o ingreso a la economía del país, a lo que debe sumarse el favorable efecto medioambiental al disminuir la emisión de desechos contaminantes", comentó el portal.
Al calor de las nuevas medidas impulsadas por Castro, quien abrió la economía de manera controlada al sector privado, entregó tierras ociosas a particulares y destrabó el mercado de bienes raíces y autos, entre otros; actualmente hay unos 5.700 trabajadores independientes recuperando desechos.
Sin embargo, sólo se logra rescatar 30% de los recursos potenciales en esta actividad -el resto se pierde en los vertederos- por lo que en diciembre el Consejo de Ministros que encabeza Castro aprobó una "nueva política" para el sector, dijo Cubabete.
Entre las medidas que se comenzaron a tomar están el arrendamiento por parte del Estado de espacios y triciclos automotores para los recuperadores y el fomento a sus cooperativas de ellos; la fijación de una lista de precios estimulantes y el estudio de una nueva ley de reciclaje, entre otros.