En lo más parecido al “Enriquecerse es glorioso” de Deng Xiaoping que se le haya escuchado a un dirigente comunista cubano, el vicepresidente y miembro del politburó Esteban Lazo dijo que “cuando se trabaja honradamente, no es criticable la ganancia elevada”.
Lazo, citado por una agencia oficial, se refería a los resultados de un usufructuario de 30 hectáreas de tierras estatales, Nemesio Arias, quien, trabajando con su hijo y tres hermanos, logró una cosecha de arroz de siete toneladas por hectárea, y ganó más de 380 mil pesos.
El despacho precisa que el jerarca, de visita en la provincia Granma, reiteró la necesidad de aprovechar toda la tierra e incrementar los rendimientos agrícolas, a fin de reducir las importaciones del cereal, que tiene altos precios en el mercado mundial.
Cuba importa 80 % de los alimentos que consume pese a tener excelentes suelos y clima tropical.
A fines de 2011 Raúl Castro anunció que el país importaría en 2012 alimentos por valor de 1.700 millones de dólares, debido al alza de los precios internacionales de esos productos, y que se proyectaba incrementar algunas producciones agrícolas nacionales.
Sin embargo, la entrega de tierras ociosas en usufructo, hasta ahora lastrada por demasiadas regulaciones y trabas, así como por la carencia de medios apropiados, no ha dado el resultado apetecido.
En días pasados se publicó en la Gaceta Oficial un decreto-ley que autoriza la construcción de viviendas en esas tierras prestadas por el Estado. “El usufructuario, con sus propios recursos, puede construir o fomentar nuevas bienhechurías, así como reconstruir o remodelar o ampliar unas y otras”, especifica el texto.
Por bienhechurías se entienden las edificaciones, instalaciones y otras obras necesarias o útiles para la adecuada atención y protección a los cultivos, animales y plantaciones y la vivienda del usufructuario.
La construcción de viviendas familiares y otras edificaciones se contaban entre las limitaciones del decreto original.
Pese a la insuficiencia del sector estatal para suplir las necesidades de la población cubana, el gobierno de Raúl Castro ha procurado expresamente limitar con fuertes impuestos y otras medidas la acumulación de riquezas por parte del sector privado que empezó a estimular a fines de 2010.
Lazo, citado por una agencia oficial, se refería a los resultados de un usufructuario de 30 hectáreas de tierras estatales, Nemesio Arias, quien, trabajando con su hijo y tres hermanos, logró una cosecha de arroz de siete toneladas por hectárea, y ganó más de 380 mil pesos.
El despacho precisa que el jerarca, de visita en la provincia Granma, reiteró la necesidad de aprovechar toda la tierra e incrementar los rendimientos agrícolas, a fin de reducir las importaciones del cereal, que tiene altos precios en el mercado mundial.
Cuba importa 80 % de los alimentos que consume pese a tener excelentes suelos y clima tropical.
A fines de 2011 Raúl Castro anunció que el país importaría en 2012 alimentos por valor de 1.700 millones de dólares, debido al alza de los precios internacionales de esos productos, y que se proyectaba incrementar algunas producciones agrícolas nacionales.
Sin embargo, la entrega de tierras ociosas en usufructo, hasta ahora lastrada por demasiadas regulaciones y trabas, así como por la carencia de medios apropiados, no ha dado el resultado apetecido.
En días pasados se publicó en la Gaceta Oficial un decreto-ley que autoriza la construcción de viviendas en esas tierras prestadas por el Estado. “El usufructuario, con sus propios recursos, puede construir o fomentar nuevas bienhechurías, así como reconstruir o remodelar o ampliar unas y otras”, especifica el texto.
Por bienhechurías se entienden las edificaciones, instalaciones y otras obras necesarias o útiles para la adecuada atención y protección a los cultivos, animales y plantaciones y la vivienda del usufructuario.
La construcción de viviendas familiares y otras edificaciones se contaban entre las limitaciones del decreto original.
Pese a la insuficiencia del sector estatal para suplir las necesidades de la población cubana, el gobierno de Raúl Castro ha procurado expresamente limitar con fuertes impuestos y otras medidas la acumulación de riquezas por parte del sector privado que empezó a estimular a fines de 2010.