Omar Ávila, el balsero de House sueña con filmar en Cuba

El actor cubanoamericano Omar Ávila se abre paso en Hollywood a fuerza de belleza y carisma. Acaba de terminar el rodaje de su más reciente película Road To Juarez (Carretera a Juárez) y se alista para la segunda temporada de la serie Cleaners de la cadena Crackle.

En Cleaners (Limpiadores) da vida a Carlos, el villano que se enamora de la protagonista por el parecido con su esposa fallecida. “A mí me gustan los personajes así. Los malos son los que caen bien,” comenta el joven que se mueve con igual facilidad en el mercado anglo y el hispano.
No obstante, el público cubano lo recordará por un personaje generoso y apasionado. En el capítulo final de la tercera temporada de la serie House, interpreta al balsero cubano que atraviesa el Estrecho de la Florida en busca de atención médica para su amada esposa.

Ávila se precia de poder imitar una infinidad de acentos: ruso, francés japonés, mexicano, colombiano puertorriqueño, venezolano, argentino, español. “Yo me he convertido en un camaleón.”

“Ahora - advierte - a mí ser cubano nadie me lo quita. Si estoy con mis amigos, yo hablo como cubano y al que no le guste que no hable conmigo… o bueno… yo se lo repito más despacio, porque a veces hablamos muy rápido,” agrega entre risas.

Ávila, nació en Cuba y emigró junto a su familia hacia Estados Unidos en los 80. Creció en Miami y tuvo su gran oportunidad en la serie de Telemundo, Los Adolescentes. Desde entonces se le presentaron continuas oportunidades de trabajar en telenovelas como Soñar No Cuesta Nada y Watch Over Me (Cuídame).
Omar tuvo su primera aparición en la pantalla grande interpretando a Joe Toro en la nueva versión del filme The Punisher (El Castigador), en 2004. También apareció en la película Once Upon A Wedding.

Su entrada al mundo hollywoodense le ha dado la oportunidad de trabajar con sus ídolos. “Actores que idealizas cuando niño y luego trabajas con ellos, y se te convierten en amigos” es una de las grandes satisfacciones en la carrera actoral de Ávila.

Del actor estadounidense Denzel Washington recibió el consejo que le ahorró para siempre las críticas de los directores anglófonos por gesticular tanto al hablar: “Actúa con los ojos. Lo que quieras decir dilo con los ojos.”

Cuando mira hacia atrás, al camino recorrido, hasta él mismo se sorprende un poco, sobre todo cuando recuerda que llegó a la actuación casi por casualidad. Su padre le había aconsejado la carrera de modelaje y al mencionar esta intención en una agencia de empleo, lo enviaron a su primera audición.
“Tienes el papel,” le dijeron, y en el camino a la grabación para la telenovela Enamorada lo sorprendió el ABC de la actuación: tenía que memorizar sus líneas.

“Llegamos a una mansión linda, con luces y me dije: ¿Esto es lo que tengo que hacer yo? ¿Este es mi trabajo? ¡Wow! Y ahí ya, me enamoré.”

Su nuevo proyecto incluye hacer comedia. Le fascina contar historias que hagan reír a la gente. En su propia vida, en el contacto con familiares y amigos encuentra inspiración para crearlas.

Cuando se conversa con Omar se reconoce a un cubanazo, simpático, irreverente e impredecible, tal vez por eso su sueño es hacer una película cubana, trabajar con actores cubanos. “Estoy loco por eso,” insiste, y pide al director que lo oiga que le cumpla el sueño.

En el mundo artístico de Los Ángeles la competencia es feroz. “Aquí las conexiones son todo, quien es tu padre, a qué escuela fuiste, quién es tu manager. Todo eso es muy importante,” comenta. Pero es como dice Ávila: “hay que saber cómo jugar el juego” y él no solo ha probado que conoce las reglas, sino que es un ganador.